A partir de 1940, el panorama económico del país se empieza a modificar. Lo hecho en el gobierno de Lázaro Cárdenas sirvió de plataforma para impulsar la economía sobre bases distintas y sobre todo con la mira puesta en la industrialización de México. Todo el período que cubre desde 1940 hasta 1981, tiene como característica importante la intervención del Estado en los asuntos económicos de una manera activa y decisiva. Se distinguen etapas diferenciadas en este largo tiempo:
¾ Una etapa recorre de 1940 hasta 1954 llamada crecimiento con inflación, cubre los gobiernos de Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán V., y parte del gobierno de Adolfo Ruiz Cortines.
¾ Una segunda etapa llamada desarrollo estabilizador, inicia con el término de la administración de Ruiz Cortines, le sigue con Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz.
¾ A partir de 1970 la economía entra a una etapa llamada por los economistas como el desarrollo compartido, cubriendo el sexenio de Luis Echeverría.
¾ De 1976 a 1981, le sigue la etapa conocida como crecimiento acelerado en el gobierno de José López Portillo.
El estado benefactor
¾ Una etapa recorre de 1940 hasta 1954 llamada crecimiento con inflación, cubre los gobiernos de Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán V., y parte del gobierno de Adolfo Ruiz Cortines.
¾ Una segunda etapa llamada desarrollo estabilizador, inicia con el término de la administración de Ruiz Cortines, le sigue con Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz.
¾ A partir de 1970 la economía entra a una etapa llamada por los economistas como el desarrollo compartido, cubriendo el sexenio de Luis Echeverría.
¾ De 1976 a 1981, le sigue la etapa conocida como crecimiento acelerado en el gobierno de José López Portillo.
El estado benefactor
Los aproximadamente 40 años de política económica diseñada y puesta en práctica por los gobiernos respectivos, tuvo como eje central la rectoría de la actividad económica por parte del Estado Mexicano. Inspirados en la teoría Keynesiana, el gobierno traza el sentido y define los objetivos en materia económica. El crecimiento económico tuvo su aliciente en el apoyo a las actividades empresariales por los gobiernos en turno, mientras el gobierno se convierte en un empresario dueño de empresas, que en su mayoría fueron mal administradas, convertidas en ocasiones en “cajas chicas” para financiar campañas electorales, otorgar contratos a sindicatos corruptos proclives al sistema, en costos de poder; todo ello en perjuicio de la población y del propio país. “El Estado Benefactor” fue el modelo a seguir para apoyar a la clase empresarial bajo el tutelaje del Estado, con una fuerte inclinación al populismo mal entendido (el reparto de las migajas a los sectores más pobres), favoreciendo a una élite política-empresarial que ejerció el poder de manera patrimonial.
En este contexto tenemos que a partir de 1941 inicia el modelo económico conocido como sustitución de importaciones, que se proyecta hasta el año de 1954.
Desarrollo compartido
En diciembre de 1970, Luis Echeverría Álvarez asume la presidencia del país en un entorno político muy conflictivo y con una situación económica de crisis. El modelo del desarrollo estabilizador no daba para más, al parecer había llegado a sus límites, generando descontento e incertidumbre. Se presentaban problemas como un aumento en los precios, había un déficit en la balanza de pagos, además de un importante deterioro en las finanzas del gobierno y falta de empleo. Ante esta problemática, el gobierno decide abandonar el modelo que se había instrumentado años atrás y trató de resolverlo con su nuevo modelo –El desarrollo Compartido- que en esencia pretendía compartir los frutos del progreso con toda la sociedad, tratando de que el ingreso nacional se distribuyera de una manera más equitativa.
Lo que trataba el gobierno de Echeverría, al menos en el discurso, era reanimar la actividad económica, reorientando la economía con base a una participación directa del Estado, considerando que el modelo del desarrollo estabilizador había originado desigualdades regionales, impidiendo el desarrollo del país.
La participación del Estado en la economía es muy fuerte y decisiva (de un Estado auxiliar en las actividades económicas pasaba a ser promotor y propietario, por medio de la política fiscal), así por ejemplo, tenemos que el Estado participa con el 100% en la industria del petróleo, en la producción de fertilizantes con el 95%, en el acero con el 50%, en algunos productos agrícolas con el 80%, etc.
Los problemas más fuertes a los que se tenía que enfrentar la presidencia, eran el relativo a la política monetaria y la política crediticia: eso condujo a la crisis económica y a la flotación del peso ante el dólar, después de tantos años en que la moneda mexicana se había mantenido estable.
Notoriamente el gasto público aumentó considerablemente, puesto que el gobierno después de 1971, pone en marcha una política económica tendiente a acelerar el crecimiento y crear empleos recurriendo a las fórmulas Keynesianas (aumento en el gasto del gobierno para crear empleos). A la postre este fue uno de los argumentos empresariales para disminuir sus inversiones, ante el temor de que el gobierno estatizara a las empresas o en su defecto nacionalizara a las empresas extranjeras.
Según estadísticas del Banco de México, en este sexenio el crecimiento del P.I.B en promedio fue del 6%, llegando a su nivel más bajo en 1976 con un 1.7%. La balanza comercial a lo largo del gobierno de Echeverría, fue de saldo negativo; el tipo de cambio se modifica de 12.50 pesos por dólar a 21 pesos en 1976.
La devaluación de la moneda obedece a la necesidad de aumentar las exportaciones y desalentar las importaciones, abaratar los bienes nacionales para que fueran competitivos a nivel internacional, lo cual permite obtener divisas (moneda extranjera, para reducir el problema de la balanza comercial) y mandar un mensaje a la comunidad internacional en el sentido de que el país cumpliría con sus compromisos. Lo anterior considerando que los recursos eran escasos, el déficit de la balanza de pagos, el desempleo, la falta de confianza en el gobierno que propiciaba la fuga de capitales, etc. En realidad el cambio en el tipo de cambio se presenta como una flotación de la moneda. Es decir, después de 22 años de estabilidad cambiaria, se entra a un período de ajuste de la moneda mexicana con respecto al dólar considerando la oferta y la demanda del mismo. Con la finalidad de apoyar a los empresarios con problemas o compromisos, el gobierno por medio del Banco de México vende dólares a precios preferenciales, retirándose del mercado para el público.
Con el objetivo de controlar el ambiente económico, el presidente Echeverría toma algunas medidas: control de los precios de algunos productos básicos con el criterio de defensa del consumo de la población, disminuye el crédito, impone restricciones a las utilidades de las empresas, aumentan los impuestos de las exportaciones y disminuyen los de las importaciones, aumento en los intereses de los bancos, se ajusta el gasto del gobierno y el de los salarios.
En conclusión, durante el sexenio de Luis Echeverría el crecimiento de la economía fue inferior al promedio de los años anteriores, dándose un aumento en los precios, lo que dio como resultado una situación social inestable, por la pérdida del poder de compra del peso. Se presenta una desigualdad social, la pobreza se extiende, el enriquecimiento de una minoría, una mayor dependencia del mercado norteamericano.
Este contexto permite afirmar que en un sentido general, lo realizado o no en este gobierno, no modifica sustancialmente la situación del país puesto que no se aprecia un desarrollo económico y, de nueva cuenta nos quedamos en un insano crecimiento de la economía.
Crecimiento acelerado o alianza para la producción
José López Portillo empieza a gobernar a México en diciembre de 1976 en un contexto económico, político y social adverso. En 1977, la economía había llegado a su nivel más bajo, lo que permitía garantizar el cambio de rumbo, la modificación o abandono del modelo del sexenio de Echeverría.
La siguiente era la problemática al inicio del gobierno de López Portillo y Pacheco: Tipo de cambio inestable, inflación fluctuante entre el 40% y 50%, desempleo en aumento, descapitalización en el sector productivo, inversión privada y pública en suspenso, especulación con la moneda, repudio y falta de confianza en la política económica y en todas las acciones del gobierno.
La alianza para la producción fue una estrategia conducida por el gobierno para lograr recuperar el crecimiento económico. El recurso fundamental para reactivar la economía fue el petróleo. Fue un momento propicio para obtener recursos -divisas- gracias a los buenos precios en el mercado internacional. La industria del petróleo y el desarrollo colateral de sus actividades amplió la base productiva. Se desarrolla la petroquímica básica, haciendo posible el desarrollo de la industria de bienes de capital. La economía gira en torno a la producción petrolera, lo que repercute en las exportaciones, el gasto del gobierno y obviamente en el P.I.B. Así, en 1978 el P.I.B. creció en 7.1%, y en 1981 en 7.9%, lo que indica la fuerte dependencia de la economía respecto a este recurso. Sin embargo, casi al término del gobierno de López Portillo, la economía estalla en una crisis, agravando los problemas existentes. La caída del P.I.B. en 1982 (0.7%) fue el resultado de la contracción en diferentes actividades como en la industria siderúrgica, la de la construcción, la química, la eléctrica, la de alimentos, del calzado, etc.
Cuando se presenta un entorno mundial favorable en el caso del petróleo, el gobierno mexicano solicita préstamos a instituciones financieras externas para modernizar la planta productiva y, con ello estar en posibilidades de explorar, explotar y exportar este producto. Además tuvo su efecto en el resto de la economía, dinamizándola, creando empleos y recursos monetarios para el sector público. El auge experimentado en la actividad del petróleo fue temporal, los precios internacionales se reducen y la palanca del desarrollo se acaba, repercutiendo negativamente en toda la economía.
El sexenio de López Portillo se caracteriza por ser muy inestable y falto de credibilidad, podemos observar en él una reacción extrema de los empresarios en contra del presidente, sobre todo cuando las autoridades deciden imponer el control de cambios y la nacionalización de los bancos. Las medidas anteriores se tomaron porque el gobierno consideraba que los banqueros habían sido los culpables de la desastrosa situación financiera y monetaria de la economía. La fuga de capitales, el aumento de la deuda externa, el desempleo, la especulación con la moneda y en general la situación de crisis, demostraron la inviabilidad del modelo económico y por otra parte indujo al partido en el poder y a los sectores productivos a instrumentar una forma novedosa, otra alternativa para salir del subdesarrollo.
Crecimiento urbano, industrialización y rezago agrario
En la actualidad podemos darnos cuenta que en la República Mexicana existen diferencias notables entre las variadas regiones e incluso entre las distintas entidades federativas. La problemática existente es variada e incide sobre todo en el nivel de vida de los habitantes. Las limitaciones de la población la podemos observar cuando se analiza la distribución geográfica de los recursos que se da entre el campo y la ciudad; cuando se hace evidente la brecha entre los pobres y los ricos. Es un hecho que existen Estados en donde los habitantes encuentran dificultades, para poder acceder a los satisfactores mínimos relacionados con su alimentación, con la educación, la salud y la vivienda.
Entre las razones que explican esta situación están:
El legado histórico. Tradicionalmente, las actividades económicas y las decisiones políticas importantes, que han sido el eje en torno al cual giran el resto de las actividades, se han concentrado en ciertas regiones y fundamentalmente en el valle de México, lo que ha ocasionado que la población siga el mismo camino, que la infraestructura sea más y mejor, que los medios de comunicación sean más eficientes y además que se tenga a disposición, las instancias en donde se realizan todo tipo de trámites y apoyos para el desarrollo de las actividades económicas. Esta situación limita a las regiones de provincia, y hace que no mantengan un ritmo de desarrollo acorde a sus propias necesidades, son así entidades o regiones que dependen de las decisiones del centro, en donde la más de las veces las decisiones privilegian los centros urbanos tradicionales.
La forma en que el país tomó el camino de la industrialización. Como hemos visto en tema anterior, la industrialización del país desde 1940, marginó las actividades del campo. El modelo económico le dio prioridad a la industria y salvó actividades agrarias de exportación, el área rural no recibió apoyos del gobierno. Mucha de la población rural emigró a la ciudad, provocando con ello la demanda de servicios públicos y empleo.
Baja productividad. Un factor que también limita el desarrollo de algunas comunidades es la baja productividad determinada por las condiciones
climáticas, orográficas y la disponibilidad de recursos.
El fenómeno demográfico del país en la segunda mitad del siglo XX, tiene su explicación en los modelos económicos que se instrumentaron principalmente desde 1940 en adelante.
El crecimiento de la población en el siglo pasado, lo explican varios factores: La disminución de la tasa de mortalidad y su consecuente aumento en la esperanza de vida, como producto de la mejora en las condiciones de vida, la política poblacional del gobierno orientada a permitir su expansión y la cultura del mexicano por la familia numerosa.
Durante las etapas del crecimiento inflacionario y el desarrollo estabilizador, los gobiernos alentaron la natalidad (leyes generales de población de 1936 y 1947), de tal manera que en 20 años, México fue uno de los países con mayor crecimiento demográfico. La política deliberada del gobierno consistió en promover el matrimonio entre los jóvenes y en otorgar premios a las familias numerosas.
Para finales de los años sesenta, en vista del agotamiento del modelo desarrollista (desarrollo estabilizador), la política cambia; la demanda de diferentes servicios por parte de la población no podían ser satisfechas, dado que la economía no estaba en su mejor momento. En vista de ello, se inician a partir de 1965, distintas campañas exhortando a la planificación familiar y paternidad responsable.
Aún cuando el artículo 4º de la Constitución Mexicana establece el derecho de la familia a decidir sobre el número de hijos que deseen tener, la Ley de Población de 1973, señala a la política de población como parte integrante del desarrollo económico. Esto supone que el gobierno puede inducir una política poblacional de acuerdo al ritmo del crecimiento de la economía o de la
disponibilidad de recursos para satisfacer los requerimientos mínimos básicos.
Con base en el criterio de la realización de los censos poblacionales (INEGI), desde el censo de 1990, se consideran como centros urbanos aquellas localidades que tienen más de 2500 habitantes. De aquí que la estadística muestra que más del 70% de la población está asentada en centros urbanos y el resto en localidades rurales.
El proceso industrializador tuvo además otro efecto. Nos referimos a la migración, fenómeno que puede tener varias causas, en gran parte ésta se debe a las mejores oportunidades que se brindan en los centros urbanos para el desarrollo familiar. La ciudad “jala” a la población rural por la obtención de mejores condiciones de vida; los integrantes del núcleo familiar abandonan el campo, se van a la ciudad (muchos de ellos a las periferias) demandando servicios (alumbrado público, agua potable, educación, empleo, drenaje, etc.), que muchas veces no son satisfechos, ampliando así los problemas propios de los centros urbanos.
Uno de los pilares de los gobiernos emanados de la Revolución Mexicana fue el reparto agrario. La Reforma Agraria llevada a cabo por los gobiernos, fue uno de los recursos institucionales para dotar a los campesinos pobres de un pedazo de tierra para producir y lograr así su subsistencia. El reparto de la tierra fue además, un mecanismo de control de las demandas campesinas, manipulando los intereses, encauzando los movimientos, para legitimar las políticas de los gobiernos en turno. Fue también un medio para acabar con la concentración de la tierra en pocas manos y en alguna medida con el caciquismo, ya que dificultaban el progreso de las comunidades rurales.
En el gobierno de Alemán, el reparto agrario se vio disminuido por el impulso del gobierno al sector industrial. La industria, como se ha señalado fue la que recibió mayores apoyos, en detrimento del campo. Los campesinos se vieron en la necesidad de abandonar sus lugares de origen, emigrando a las ciudades, engrosando las filas del desempleo o convirtiéndose en mano de obra barata para la industria (el sector agrario comercial no absorbía mucha mano de obra).
En el contexto de la alianza para el progreso (política de Estados Unidos para contener al comunismo ), antes de iniciar la década de los setenta, los gobiernos de López Mateos y el de Díaz Ordaz, le dan un nuevo impulso al reparto agrario; sin embargo, la escasez de tierras, y la corrupción ponían un límite al reparto.
Desde 1970, hasta el gobierno de Miguel de la Madrid, la política hacia el campo ha sufrido algunos cambios. Así, con Luis Echeverría se promulga la Ley Federal de Reforma Agraria, con la intención de reafirmar el compromiso social de apoyo a la clase campesina, sobre todo con los ejidatarios. A pesar de los apoyos con créditos, precios de garantía, subsidios, etc., el sector no se recuperó; al final del sexenio, el gobierno tuvo que importar alimentos. Con López Portillo las cosas no fueron muy diferentes, se crea el Sistema Alimentario Mexicano para lograr la autosuficiencia alimentaria, la cual no dio resultado. Miguel de la Madrid H. al considerar que los subsidios se desviaban y eran parte importante del déficit del gobierno, y no se lograba la ansiada justicia social del estado benefactor, los desaparece. El resultado fue que a partir de 1983, se reduce significativamente la inversión al campo. Después con Carlos Salinas, el artículo 27 Constitucional es reformado en el entorno de las políticas neoliberales. La modernización de la economía impactó al campo, dejando por parte del gobierno el reparto agrario, enfocando la política a la privatización del ejido como requisito para aumentar la producción y destinarla al mercado.
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